viernes, 28 de diciembre de 2007

Yo se lo dijeeeeee. 2ª parte. (Beto)

"Ya, wey -dijo el Tigresa en voz alta colgando el teléfono-, dice mi jefe que le consigamos 'huevosdordos', que eso le va a caer chido para el mareo y el vómito, y que por favor no vuelvas a tomar esas mierdas... ves? te lo dijeeee". Con la preocupación a flor de piel, rayando en la histeria, freacking Nazi se ofreció a ir a la farmacia para conseguir el medicamento. Así lo hizo.
Jeremías, mientras tanto, salió del baño abatido y se metió de nuevo a la cama. "No mames, pobre wey... pero yo se lo dije!", volvió a decir el Tigresa.
El tiempo después pasó rápido, todos alistaron sus cosas, cargaron los autos y, mientras Jeremías intentaba infructuosamente reponerse, llegó freacking Nazi con la medicina recomendada. El Flaco llevó un vaso con agua y Jeremías, con franca cara de estar experimentando terror y dolor al mismo tiempo, apuró la pastilla a través de su garganta.
Al primer auto, conducido por Jajavier, abordaron Mac, el Tigresa, freacking Nazi y Vino Tinto. Al segundo, con Zombie al volante, Vader, el Flaco y, arrastrando su dignidad, conciencia, hombría y pies, Jeremías, quien, a medida que pasaba el tiempo, se veía peor y peor.
Apenas saliendo del condominio, 3 o 4 minutos después, Jeremías reprodujo un sonido gutural y labio-dental que Zombie interpretó a la perfección como un claro ruego de orillarse. El Flaco, que ocupaba el asiento delantero, abrió la puerta, salió del coche y reclinó el respaldo para que Jeremías pudiera quedar en libertad; éste se dirigió hacia unos arbustos, llevó los brazos a su abdomen, se arrodilló como peregrino ante la Guadalupana el 12 de diciembre, y expulsó un líquido semi transparente por su boca. Un poco impaciente, ante la sonrisa nerviosa de Vader, Zombie indicó al Flaco, que esperaba fuera del auto con la puerta abierta: "Checa cómo está el wey". El Flaco avanzó unos pasos hasta donde se hallaba Jeremías; lo encontró buscando algo con que limpiarse el vómito de la boca y le ofreció un pañuelo desechable. "Pinche medicina..." fue lo único que alcanzó a pronunciar Jeremías. Al Flaco le quedó claro que nada ni nadie, salvo el tiempo, podría ayudarle a Jeremías en su martirio.
De nuevo en el auto tomaron carretera y comenzaron las relfexiones profundas. Esas que sólo la cruda, desvelada, kilómetros de asfalto, sol a plomo, música rock y buena compañía pueden inspirar. Jeremías, en el asiento trasero, detrás del Flaco y junto a Vader, no encontraba tranquilidad. Jadeante y sudoroso cambiaba de posición cada 6 o 7 minutos aproximadamente: la cabeza echada para atrás y la boca semiabierta; posición fetal con la cabeza recargada en la ventanilla; recostado sobre las piernas de Vader, quien lo observaba con la misma mirada de una madre amorosa y angustiada al mismo tiempo, pero sin quitar la sonrisa nerviosa; acostado de cabeza en el asiento con las piernas sobre el respaldo... pero nada, ninguna de las posiciones que ensayaba le ofrecían comodidad.
La carretera era interminable y para Jeremías resultó lo más parecido a estar en el noveno círculo del infierno de Dante, ahí donde se encuentran los traicioneros. Los días festivos intensificaron enormemente el tráfico de regreso a la capital, lo cual, aunado a un accidente a las afueras de Cuernavaca, hicieron el regreso agotador.
Luego de cuatro horas de camino, Jeremías llevaba ya dos bolsas de plástico del Oxxo llenas de vómito. Zombie debió parar en una caseta para deshacerse de ellas e ir al baño, pues el Flaco no dejaba de molestar con sus ganas de orinar. Zombie no pudo más: "Tendrás que ponerte la de héroe, pinche Flaco", le dijo para que éste se ocupara de manejar, pues las crisis de cruda se hacían más y más constantes en su organismo. Vader ocupó el asiento delantero junto al Flaco y Zombie debió ir atrás a un lado de Jeremías, que sencillamente no reaccionaba.
Ya en tierras morelenses el celular de Vader recibió una llamada: "Auxiliooooooooooooooooooooooo -gritaba la voz del otro lado de la línea- esto ya valió madres, estos weyes enloquecierooooon!!!!". Era Vino Tinto, quien, junto con Mac, se quejaba amargamente porque Jajavier y el Tigresa habían comenzado a cantar la banda sonora de 'El Rey León', en español el primero y en inglés el otro. "Jajajajajajajajajajajajajajajajajajaajajajajajajajajajajajajaja" se rieron estruendósamente Zombie, el Flaco y Vader. Jeremías no daba señales de vida. "Pregúntale que cómo sigue Jeremías", se escuchó al Tigresa decir en el teléfono. "Peor, wey, creo que lo perdemos, jajajaja", contestó Vader. "Chale -dijo el Tigresa-, pues yo se lo dije, se lo dijeeeeeeeee!". Concluirá.
Beto.

2 comentarios:

Gerry dijo...

La banda sonora del Rey León? En español y en inglés!? Bueno, de haberlo escuchado, seguramente Jeremías hubiera mostrado alguna señal de vida... o por lo menos eso creo.

Anónimo dijo...

Oye, pero ¿Jeremías sí sobrevivió verdad? hay Dios, no puedo esperar por saber como concluye este cuento.